Por dónde explota la rebeldía
Cada generación encuentra en su juventud el momento más propicio para dar rienda suelta a la rebeldía. Tienen figuras de autoridad muy notorias y antagónicas, como el director, los padres y cualquier persona que les diga lo que tienen que hacer. El rock, por ejemplo, es una vía de escape para gritar contra la autoridad. Sobre todo en los 80 fue un grito de rebeldía contra la dictadura argentina. En los 60 también fue parte de los cambios culturales en todo el mundo. Pero esto no es Peter Capusotto y sus videos (aquellos lectores de España u otros países de Latinoamérica, les doy como tarea buscarlo en Youtube). El tema que nos atañe es la lengua. Sin embargo, la lengua también es un espacio donde opera la rebeldía. La juventud incorpora constantemente palabras al léxico de una lengua, y crea variantes interpretativas para las existentes.
Más malas palabras
Sigamos con el artículo anterior sobre las malas palabras. “Hijo de puta” siempre fue un insulto. Sin embargo, cuenta también con una variante positiva. Se puede escuchar: “¡Qué hijo de puta!” en un tono de admiración cuando alguien logra una proeza. Después, las adolescentes invirtieron el significado de “puta”. Ahora decirse “puta” entre ellas es un halago en algunos contextos. Basta con investigar mínimamente fotologs.
Los sinónimos como herramienta de conquista
La tarea de un lingüista ante esto no es indignarse y taladrar cabezas sobre la corrección de tal término y la incorrección de otro. Los adolescentes tienden a crear palabras que los identifican y que permiten que identifiquen a otros como los de “su palo” o que excluyan a los que no las sepan utilizar. Forma parte no sólo del ánimo rebelde sino también de la inmensa inseguridad y necesidad de agruparse. Lo importante es que les mostremos que hay varias formas de nombrar algo. Esas maravillosas cosas llamadas sinónimos. Y que con un buen manejo de los sinónimos pueden conseguir mucho mejor el objetivo básico del adolescente: conquistar al pibe o mina que tienen entre ceja y ceja. Y si la idea es entablar un duelo verbal con algún contrincante, si saben decir algo más que “vos sos un gato”, seguramente van a tener muchas más posibilidades de dejar sin palabras al otro.
En fin, la clave es nunca subestimar. Los seres humanos contamos con un sistema único para crear las más alocadas e inteligentes asociaciones de palabras. Desde que somos bebés y decimos nuestras primeras palabras “mamá”, “papá”, que son producto del impulso espiratorio más simple (no por nada en inglés es “dad” y “mom”), y las palabras que escuchamos activan la adquisición del lenguaje, hasta que desarrollamos e innovamos a partir del ingenio y de convertirnos en un ser social, según Halliday.
Como digo siempre, tenemos que mantener la cabeza abierta y conocer el lenguaje culto y el popular. Mientras más conozcamos, más poder tendremos para decir lo que queramos y convencer a nuestros interlocutores. Hasta la próxima.
Un clásico ejemplo de demostración de rebeldía fu Sui Generis (Charly Garcia y Nito Mestre-Rock Nacional Argentino).
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